¡Hola, soy Emi!

“Cuando vivía en México, mi apodo era La Japonesa”.

Tu socia ideal en Japón

Mi nombre es Emi Jin.

En el mundo digital, soy @EmiLaJaponesa. Nací en Tokyo, Japón.

Licenciada en Administración de Empresas. Especializada en Marketing por la Universidad Toyo.

Cuento con la certificación de contabilidad nivel 3 por la Cámara Japonesa de Comercio e Industria.


He trabajado como asesora de ventas de publicidad en Japón. Luego viví 10 años en México desde 2009.

Me desempeñé como ejecutiva de ventas e intérprete de japonés – español en distintas empresas japonesas del sector automotriz establecidas en México.

En Japón, tengo experiencia de colaborar con distintas organizaciones del sector público y privado. Por ejemplo, las agregadurías en Tokio de la Secretaría de Economía y la Secretaría de Agricultura de México. Además soy la fundadora de ProJapan-Mexico. Organización de promoción de comercio e industria de México en Japón y viceversa.

¿Por qué quiero apoyar a Latinoamérica?

Para que conozcas la razón, necesito contarte mi larga historia.

Ser nicho

Me decían que era una niña rara.

Crecí como hija única en una familia japonesa común y corriente. Me gustaba armar y modificar cochecitos para hacerlos correr más rápido. Eso me entretenía más que jugar con muñecas.

Siempre quería algo diferente que los demás. Aunque por mucho tiempo, en la escuela tuve que comportarme igual que la mayoría para no ser rechazada.

Pasaron los años y me dieron ganas de conocer el mundo. A todos mis colegas universitarios, les inspiraba Europa para viajar, pero mi sueño era conocer Latinoamérica.

Quiero salir de “mi rancho”

Aunque tenía miedo de salir de mi país sola, decidí viajar a México, aprovechando 1 mes de las vacaciones de verano. Fui a conocer el centro-sur de México. A pesar de que no sabía el idioma, me encantó todo. Esa experiencia cambió mi vida para siempre.

Volví a Japón y comencé a estudiar español de forma autodidacta. Ahora mi mayor motivación era conocer más países latinoamericanos.

Un buen día, conocí a una peruana residente en Japón, se llama Zoila. Hicimos muy buena amistad desde el primer contacto. Le conté que quería conocer su tierra. Ella me ayudó a conectar con su familia en Perú para que yo pudiera llegar a un lugar conocido.

1 año de viaje mochilero en LATAM

Al año siguiente, interrumpí mis estudios universitarios para viajar a Latinoamérica durante 1 año como Backpacker.

Gracias a mi amiga Zoila, sus familiares en Lima me dieron hospedaje en su casa y me trataron como si fuera su hija. Luego comencé a conocer a varias personas y gracias a su atención hospitalaria, tuve experiencias inolvidables. A partir de aquí, sentí que no viajaba solo como turista sino que vivía como una persona común en Perú.

Conocí a una nueva amiga que era maestra de primaria. Me consiguió un permiso para poder ir a estudiar diariamente a su escuela. Estudié junto con las alumnas de 4to. grado.

Recorrí más lugares en diferentes países, los principales puntos turísticos y los barrios de Latinoamérica. Todo me gustó. Había comida rica, buena música, artesanías, calles coloridas, naturaleza, culturas e historias interesantes, etc. Pero lo que más me encantó, fue la calidez y la energía positiva de la gente. Me gustaba platicar con las personas y conocer su origen.

Decepción

Todo marchaba bien, pero un día ¡me robaron dinero!

Era una buena cantidad. La había conseguido ahorrando mientras estudiaba y trabajaba diario antes del viaje. Conté lo que me quedaba en el bolsillo y era muy poco. No era suficiente para seguir los 2/3 del viaje que tenía planeado para el resto del año.

“Chi%-#);(¡/&+”, pensé.

Me decepcioné. Lloré mucho. ¿Qué iba a poder hacer sin dinero y en el extranjero? En aquella época, ni siquiera sabía hablar español, como ahora.

¿Qué hago sin dinero en el extranjero?

“¿Qué puedo hacer para salir adelante?”, era una pregunta que rondaba en mi cabeza.

Entonces recordé que la mayoría de la gente que había conocido durante el viaje, me preguntaba cómo se escribía su nombre en japonés. Cuando lo hacía, me agradecían con una gran sonrisa.

Me llegó un chispazo, ¡tenía una idea!

Con el poco dinero que me quedaba en el bolsillo, compré papel, tinta china y un pincel de caligrafía. Tendí mi toalla grande en la calle, al lado de los artesanos de la plaza.

“Escribo tu nombre en japonés”

En mi puestecito también coloqué una cartulina que decía “tu nombre en pergamino japonés”, junto a unas muestras. Empecé a escribir en japonés los nombres y frases que me pedía la gente.

Había muchos curiosos. Se quedaban parados viéndome cuando estaba “dibujando símbolos raros” de caligrafía.

Gracias a las cooperaciones que me regalaban, pude seguir mi viaje.

A partir de entonces, en cada ciudad que visitaba, hacía lo mismo. Así pude conocer a más gente, lugares y practicar el idioma español. Y sobre todo, ¡era muy divertido!

Para mí, está experiencia en Latinoamérica me dejó una gran lección de vida: todo tiene solución. En la vida todo sube, baja y sube de nuevo. Este principio está a nuestro favor siempre y cuando nos levantemos.

En todo momento podemos contar con el apoyo de alguien. Si las personas con las que me crucé en mi viaje no me hubieran ayudado, no hubiera sobrevivido. Por eso, me comprometí conmigo misma:

“Algún día devolveré los favores recibidos a la gente de LATAM”.


Trabajo en publicidad en Japón

Regresando del viaje, me gradué de la universidad. Empecé a trabajar como asesora de ventas de publicidad en una reconocida agencia de publicidad en Japón que se llama Recruit Co., Ltd..

Disfrutaba conocer y negociar con los clientes, que eran empresarios PyMEs. Algunos días tenía largas jornadas, pero me gustaba mi trabajo. Aunque aún me faltaba completar mi sueño de vivir en Latinoamérica. Por eso, renuncié a todo y me fui nuevamente a México.

Maestra de japonés en México

En los comienzos de esta nueva aventura, tuve la oportunidad de dar clases de japonés en algunas escuelas. Aparte del idioma japonés, me gustaba enseñar cosas buenas de mi cultura y mostrar cómo se podía complementar con la suya.

Me conocían como “La Japonesa”

Conseguí mi primer empleo en traducción en una empresa japonesa del sector automotriz en el norte de México. Tenía CERO conocimientos sobre esa industria y tampoco tenía experiencia en la traducción. Fue muy duro aprender a hacer ese trabajo.

Algunos días quería llorar en medio de las juntas directivas porque no sabía cómo hacerlo. No entendía lo que decían los ingenieros. Ni siquiera las terminologías de la industria en idioma japonés.

Estudié mucho porque quería salir adelante en este nuevo reto. Además, gracias al apoyo de mis compañeros mexicanos, logré mejorar cada vez más mi técnica de traducción secuencial y simultánea.

Negociaciones comerciales en industria automotriz

Mi segundo empleo en México fue en una comercializadora de herramientas y refacciones para las empresas de la industria automotriz en la zona Bajío. Mi cargo era ventas y traducción.

Como ejecutiva de ventas, tuve la oportunidad de visitar diversas empresas japonesas establecidas en la zona. Desarrollé nuevos clientes mientras daba seguimiento a los clientes actuales.

Como traductora, acompañé a directivos y proveedores japoneses para sus actividades técnicas y comerciales. Viajamos a diferentes estados de México. Fue un honor estar en medio de varias negociaciones con empresas multinacionales.

Emprendimiento en México

En 2015, tomé la decisión de ser independiente. Quería saber hasta dónde podía llegar como traductora de japonés en México.

Gracias a la confianza, mis clientes se han convertido en mis mejores vendedores. Obtuve recomendaciones con otros clientes y gracias a ellos nunca me faltó el trabajo como traductora freelance en México.

Si quieres saber más sobre mi experiencia profesional, ver aquí.

Así pasan las cosas de la vida

Un día, de repente, recibí una llamada de Japón. Mi mamá estaba grave, en el hospital.

Viajé al aeropuerto inmediatamente y tomé el vuelo del mismo día. Pero cuando llegué, mi mamá ya no estaba respirando.

Ya pasaron los años pero algunos días siento que aún no he superado su fallecimiento. Quiero salir adelante porque mi mamá siempre me decía “やりたい事をやりなさい (dedícate a aquello que te motiva)”. Sé que ella me apoyará siempre.

¿Qué sigue?

Por eso estoy de vuelta en mi tierra natal. Me motiva ayudar a la gente de Latinoamérica que quiere demostrar el “PODER LATINO” en Japón.

Si crees que te puedo ayudar con eso, lo haré con muchísimo gusto.

Porque con toda la experiencia que he adquirido, me di cuenta de una cosa:

“Si Japón aprendiera lo mejor de LATAM y viceversa, el mundo sería mejor. Por esta razón, necesitamos más LATAM en Japón y más Japón en LATAM”.

– Emi Jin, @EmiLaJaponesa

¡Gracias por leer todo!

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